martes, 10 de septiembre de 2013

Nadal es infinito



Dos caníbales se acechan en la noche. Para cuando Rafael Nadal celebra 6-2, 3-6, 6-4 y 6-1 sobre el serbio Novak Djokovic su decimotercer grande, Nueva York ha visto un pulso nacido en lo más profundo del corazón de dos tenistas tremendos. Se pelea por cada bocanada de aire, por cada centímetro de pista, por que cada gota de sudor reporte réditos solo a cambio de rendir antes el tributo del esfuerzo agónico. Los dos mejores tenistas del planeta dejan tiros antológicos, pero sobre todo escriben un poema al deseo, al hambre, al largo aliento. Nadal pega primero y suma la primera manga. Nole recupera la desventaja y parece despedazarle de zarpazo en mordisco...