miércoles, 21 de diciembre de 2011

Rajoy toma medidas


Rajoy toma medidas

(NACIONAL OFERTOPOLIS) El gobierno entrante, con Mariano Rajoy a la cabeza, expondrá en el debate de investidura todas las medidas que aplicará para combatir la crisis. Su objetivo será reducir en 16.500 millones el gasto público.


Mariano Rajoy fijó ayer plazo, tres meses, para poner en marcha un intenso programa de reformas; tuvo el gesto con el Gobierno socialista de pasar página y asumir que a partir de ahora lo que importa es el presente y el futuro y que, en su lógica, ni él se justificará en el pasado ni espera tampoco que los ciudadanos le juzguen o sean más benevolentes con su gestión por esa herencia recibida, que describió, eso sí, como la peor de la democracia; y, además, se ajustó al milímetro a la letra de su programa electoral. Rajoy presentó un plan de gobierno para cuatro años, en el que la piedra angular fuera del espacio legislativo son dos compromisos: decir la verdad y contar con todos, dentro de una oferta global de diálogo en la que primará los acuerdos de Estado con el PSOE, como en política exterior o Defensa, pero en la que cuidará el entendimiento «dentro y fuera del Parlamento» porque la extrema situación que atraviesa España no aconseja que las decisiones se adopten sólo por aplicación de la mayoría absoluta. «Para mi Gobierno no habrá españoles buenos y malos. Habrá españoles todos iguales». En suma, otra manera de explicitar el compromiso de ser el presidente de todos los españoles.

Ayer, en la histórica sesión de investidura, lució el Rajoy previsible, tan previsible que en coherencia con sus compromisos electorales descolocó incluso a sus más próximos al solemnizar el anuncio que hizo en campaña de que revalorizará las pensiones en el Consejo de Ministros del día 30. Dado que aún no tiene las cifras de la contabilidad nacional ni del cierre de déficit de 2011, en su entorno más cercano se inclinaban durante el fin de semana por la opción más conservadora, la de que el líder del PP no arriesgara y esperara a conocer el cuadro macroeconómico para oficializar su compromiso. Pero él tiró adelante con la actualización de las pensiones, la única excepción que hará, como él mismo explicitó, en materia de incremento de gasto.

Por lo demás, todo su mensaje giró sobre una misma idea, la de que la fiesta se ha terminado y que por delante espera un «panorama sombrío» que exigirá el compromiso y el esfuerzo de todos para salir adelante. Ahora bien, los «sacrificios» los envolvió en un mensaje de esperanza, en el de que «España puede» con esto, porque ya demostró en el pasado que podía con unas circunstancias casi tan malas. «Nos enfrentamos a una tarea ingrata, como la que atraviesan esos padres que se las ingenian para dar de comer a cuatro con el dinero de dos. Pero eso pasará, porque el esfuerzo no será inútil»·, sentenció, dentro de un discurso en el que se permitió alguna concesión a la retórica, pero las justas, como si la exigencia de la austeridad afectase también a su oratoria. Entre sus prioridades colocó la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la reforma laboral, la reestructuración financiera y la reforma de la Administración para eliminar duplicidades y adelgazar su estructura, con un recorte en empresas, organismos y fundaciones públicas. Como ayer adelantó este periódico, Rajoy anunció un plan de redimensionamiento del sector público y del personal a su servicio. «El Gobierno va a abrir un proceso de simplificación del sector público empresarial y fundacional del Estado con el objetivo de reducir sensiblemente este tipo de entidades».

El Rajoy, hombre de Estado, que ayer se presentó ante el Congreso ratificó que toda su política, con la excepción de las pensiones, estará sometida a los objetivos de crear empleo y cumplir con el déficit, por lo que dejó abierta la puerta a que haya recortes en todas las partidas presupuestarias. Habrá menos funcionarios, revisará los festivos, eliminará las prejubilaciones y el uso fraudulento de la prestación por desempleo en los últimos años de vida laboral como mecanismo de prejubilación y mantendrá la ampliación de la edad de jubilación, como aprobó el PSOE con el voto en contra del PP –un cambio de posición que explican como gesto de «responsabilidad» ante Europa. Fiel a su programa confirmó, como ayer adelantó este diario, que no subirá los impuestos, aunque las cifras económicas anticipen que las expectativas de crecimiento de los dos próximos trimestres «no son nada halagüeñas». «Convoco a todos y reclamo, con humildad, la ayuda de todos, al tiempo que ofrezco defender la unidad, dialogar sin cansancio, asegurar la justicia en el reparto de las cargas y mostrar siempre la verdad traiga el color que traiga», solemnizó en la sesión de investidura. Sus primeras palabras habían sido para las víctimas del terrorismo.



Fuente: larazon.es